Otro día más. Tan parecido y tan diferente al resto de los días que forman nuestra rutina. Otro día..ni más ni menos. Normalito, rutinario..típico. De esos días que parecen programados de antemano, de esos días en los que debes seguir un horario concreto, de esos días en los que al llegar tarde y cansada a casa te das cuenta de que te hubiera gustado tener más tiempo para ti. Más del que has tenido.. Y sin embargo, te repites una y otra vez que no ha sido un mal día, y que mañana todo será mejor. Aun sabiendo que mañana nada cambiará, que seguirá siendo otro día más en nuestras vidas, otras 24 horas más sin aparente trascendencia, otro de esos 365 días que hay cada año..

Otro día más. En el que te despertarás temprano, te quedarás medio dormida ante cada palabra que no quieres escuchar, olvidarás en cuanto llegue el siguiente.. Otro día para darte cuenta de que pasar las hojas del calendario no llevan a que comprendas mejor todo, a que consigas entender lo que ocurre a tu alrededor, y, sobre todo, el porqué de lo que ocurre. Porque, sinceramente, pasan los días y una ya no sabe dónde meterse, cómo hacer para que la realidad duela menos, o para proteger esas heridas que tanto escuecen. Pasan los días, invitándonos a imaginar (y a creer) que llegan nuevos tiempos, llenos de sonrisas, de buenos e interminables momentos; días soleados que hacen que la vida nos siente mejor. Y, sin embargo, bien sabemos que esto no funciona así. No sabemos cómo funciona. Ni si funciona. Pero, desde luego, que así no es. Claro que mañana será otro día, por lógica lo será, pero..aunque pasen los días..aunque pasen los minutos..aunque se vayan las semanas..yo cada vez entiendo un poquito menos de todo, si es que alguna vez llegué a entender algo..

¿Por qué esta situación?

..me siento como el mala del cuento..* (sin saber si lo soy)

Porque cada persona es un mundo, sí, de eso no cabe duda..pero no me pidas que entienda el tuyo porque cada vez estoy más perdida.